17/7/17

Este verano, ¡auméntame la fe!

PD1: La reacción del incrédulo de Tomás, al ver al Señor y las marcas de la cruz, fueron estas palabras: “Señor mío y Dios mío!”. ¡Qué bonitas son estas palabras de Tomás! Le dice “Señor” y “Dios”. Hace un acto de fe en la divinidad de Jesús. Al verle resucitado, ya no ve solamente al hombre Jesús, que estaba con los Apóstoles y comía con ellos, sino su Señor y su Dios.

Jesús le riñe y le dice que no sea incrédulo, sino creyente, y añade: “Dichosos los que no han visto y han creído”. Nosotros no hemos visto a Cristo crucificado, ni a Cristo resucitado, ni se nos ha aparecido, pero somos felices porque creemos en este Jesucristo que ha muerto y ha resucitado por nosotros.

Por tanto, digamos: “Señor mío y Dios mío, quítame todo aquello que me aparta de ti; Señor mío y Dios mío, dame todo aquello que me acerca a ti; Señor mío y Dios mío, sácame de mí mismo para darme enteramente a ti” (San Nicolás de Flüe). Este verano es un buen momento para pedirle + fe.

Que las vacaciones no sean para quedarnos tirados en la toalla tostándonos vuelta y vuelta. Que las aprovechemos, que hagamos cosas útiles, que demos mucho palique a la familia, leamos buenos libros, alguno espiritual, ¿el Evangelio quizás? Que volvamos descansados y alegres, que alcancemos la paz en el descanso…

No hay comentarios:

Publicar un comentario