16/5/17

ha ido acertando la Virgen de Fátima

PD1: El relato de Fátima:

“Soy del Cielo”

Lucía –la mayor de los videntes de Fátima– contaba sólo diez años cuando la Virgen apareció por vez primera a los pastorcillos, el 13 de mayo de 1917; sus primos, Jacinta y Francisco, tenían siete y ocho respectivamente. Esta aparición había sido precedida por otra: la de un ángel, que en 1916 se les había presentado tres veces, en el lugar llamado Loca do Cabeço, denominándose a sí mismo, primero como el Ángel de la Paz, y más tarde como el Ángel de Portugal.

La presencia del Ángel dejó una huella muy profunda en los niños. La primera vez, el Ángel se arrodilló, e inclinándose hasta tocar el suelo con la frente, repitió tres veces: «¡Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo! Te pido perdón por los que no creen, por los que no adoran, por los que no esperan, ni te aman».

Refiere Sor Lucía: «Nadie pensó hablar de esta aparición, ni recomendar secreto a los demás; el silencio se imponía por sí mismo. Era una gracia tan íntima, que no era fácil decir de ella la menor palabra. De ahí en adelante, los niños, siempre que podían sin que los viesen, repetían la oración tal y cómo habían visto hacer al Ángel».

El año 1917 fue especial. Europa estaba en guerra. El domingo 13 de mayo, en un lugar escondido de la Serra do Aire, en el centro de Portugal, tres niños salían con sus rebaños, después de haber asistido a la Santa Misa. Se dirigieron hacia los pastos de Cova da Iria. Empujaron el rebaño hacia la parte alta de la propiedad, sobre la cima de la colina. Allí, sin perder de vista a las ovejas, se pusieron a jugar a albañiles, uno de sus pasatiempos preferidos. Esa vez, se trataba de levantar una cerca protectora, alrededor de una hermosa mata de brezo blanco, del que sus padres podrían hacer escobas. Era mediodía. De pronto, ante ellos, y sobre una carrasca, en el centro de una gran aureola de luz que los envolvió, vieron a una hermosa Señora, más resplandeciente que el sol.

– «¿De dónde sois, Señora?»

– «Soy del Cielo».

Así empezó la primera conversación entre la Virgen y Lucía.

Entre mayo y octubre se sucedieron seis apariciones de la Virgen. Les pidió que se rezase el Rosario todos los días, y que se hiciera penitencia. Este último ruego impresionó tanto a los niños, que buscaban modos de hacer penitencia y aprovechaban todos los pequeños sacrificios que se les presentaban.

En la tercera aparición, el 13 de julio, la Virgen pidió la consagración de Rusia a su Corazón Inmaculado –aquellos niños campesinos ignoraban el significado de la palabra Rusia– y la Comunión reparadora de los primeros sábados. «Si esto no se hace, Rusia propagará sus errores por el mundo (...), algunas naciones serán aniquiladas. Portugal conservará siempre la Fe». Fue en esta aparición cuando la Virgen indicó: «Cuando recéis el Rosario, al final de cada decena, decid: ¡Oh, Jesús mío! Perdonadnos, libradnos del fuego del infierno; lleva al Cielo a todas las almas y socorre principalmente a las más necesitadas».

En la última aparición, el 13 de octubre, la Señora les dijo:

– «Soy la Virgen del Rosario. Deseo que en este lugar se levante una capilla en mi honor».

Por sexta vez recomendó que se continuara rezando el Rosario todos los días.

La primera capilla que se edificó fue destruida poco tiempo después por anarquistas, que también quemaron la encina sobre la que se posó la Virgen. La Capelinha que actualmente alberga la imagen de Nuestra Señora ocupa el sitio de la carrasca.

Como la Virgen les había anunciado, en la aparición del 13 de octubre tuvo lugar el milagro del sol, presenciado por unas setenta mil personas, que habían a acudido a la Cova da Iria, y publicado con detalle en la prensa.

Llovía torrencialmente. De pronto, cesó la lluvia y las nubes, negras desde la mañana, se disiparon. El sol apareció en el cénit como un disco de plata que podían mirar los ojos sin deslumbrarse. Alrededor del disco mate se distinguía una brillante corona. De improviso, se puso a temblar, a sacudirse con bruscos movimientos y, finalmente, dio vueltas sobre sí como una rueda de fuego, proyectando en todas direcciones unos haces de luz cuyo color cambiaba muchas veces.

Ese mismo mes estallaba la revolución bolchevique en Rusia.

La devoción a la Virgen tiene en estas tierras antecedentes multiseculares. Desde finales del siglo X, las regiones entre los ríos Douro y Vouga aparecen con el nombre de Terra de Santa Maria, denominación que más tarde se extiende a todo Portugal. Desde tiempos remotos, se multiplican las advocaciones de Nuestra Señora.

El 13 de agosto de 1385, el Condestable don Nuno Álvares Pereira, más tarde Beato Nuno de Santa María, había invocado solemnemente la protección de María en los parajes de Fátima, que quedaron ya desde entonces bajo la especial custodia de Nuestra Señora. A partir del 13 de mayo de 1917, ese lugar está indisolublemente unido a la Virgen del Rosario, como lugar de oración y penitencia.

El mensaje de Fátima contiene un aspecto de exigencia cristiana universal: es necesario desagraviar al Señor por todos los pecados cometidos, hacer penitencia, rezar el Rosario, difundir la devoción al Corazón Inmaculado de María, y rezar mucho por el Papa. También incluyó algunas revelaciones particulares de la Virgen:

– «La guerra pronto terminará pero, si no dejaren de ofender a Dios, en el pontificado de Pío XI, comenzará otra peor».

– «Vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la Comunión reparadora de los primeros sábados».

– «Los buenos serán martirizados y el Santo Padre tendrá mucho que sufrir; varias naciones serán aniquiladas».

Los tres niños tuvieron la visión del infierno: «Nuestra Señora nos mostró un gran mar de fuego que parecía estar debajo de la tierra. Sumergidos en ese fuego, los demonios y las almas, como si fuesen brasas transparentes y negras o bronceadas, con forma humana, que fluctuaban en el incendio, llevadas por las llamas que de ellas mismas salían, juntamente con nubes de humo que caían hacia todos los lados, parecidas al caer de las pavesas en los grandes incendios, sin equilibrio ni peso, entre gritos de dolor y gemidos de desesperación que horrorizaban y hacían estremecer de pavor. Los demonios se distinguían por sus formas horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos, pero transparentes y negros».

Con las apariciones de la Virgen creció visiblemente la devoción popular a Nuestra Señora. Durante el mes de mayo, los caminos de Portugal convergen en Fátima; entre mayo y octubre, la afluencia a la Cova da Iria los días 12 y 13 de cada mes alcanza proporciones enormes; las carreteras se llenan de peregrinos, no sólo portugueses, sino de todas partes del mundo.

Jacinta y Francisco, tal y como la Virgen les había anunciado, se fueron al Cielo poco después de las apariciones. Lúcia, siguiendo el deseo expreso de la Virgen, aprendió a leer y a escribir, y en 1926 ingresó en la Congregación de las Doroteas, en la ciudad de Oporto. Más tarde, entraría en el Carmelo de Coimbra.

Como había pronosticado Santa María, empezó la Segunda Guerra Mundial, más violenta que la primera. Portugal, seguramente por gracia de la Virgen, quedó al margen de la contienda. El 31 de octubre de 1942, el Papa Pío XII consagró el mundo al Corazón Inmaculado de María.

Este viernes pusieron una película de este año que me encantó. Un trozo de dos minutos: https://www.youtube.com/watch?v=EjEDsqJNiAc

Y la gran duda, ¿ahora qué, había más secretos?: https://www.youtube.com/watch?time_continue=10&v=ubo9mcXpZTU

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